….Quería decirte que, después de darme muchas vueltas, después de dedicarle mucho tiempo a mi arquitectura neuronal, creo que por fin he concluido la tarea. Me atrevería a decirte que, hoy por hoy, me he aceptado por completo. Y, sencillamente, me siento bien; te diría que nunca me había sentido mejor. Si me preguntas si ha sido fácil, te diré que no. He llorado, he temblado, me he sentido solo, vacío, avergonzado. Me he llenado de rabia, de tristeza y sobre todo he sentido mucho miedo. Sí, mucho miedo, pero no te alarmes, miedo de fabricación propia. Menos mal que ahora sé que los síntomas del miedo real y el inventado son primos hermanos. También quiero que sepas y te mentiría si no lo hago, que cuando todavía no había saboreado por completo esa agradable sensación de liberación que me ha proporcionado el consentirme sin reproches, ya me había visitado la primera duda: ¿por cuánto tiempo seré capaz de sostener esta idea? ¿Tú qué opinas? ¿Qué haré cuando aparezcan mis nuevas dosis de maldad? ¿Qué haré con mis nuevos sobrantes de vanidad, con mis nuevos deseos, pretensiones y anhelos de grandeza, con mis nuevas envidias, con mi lado oscuro…? Espero que, llegado el momento, sea capaz de entrar con calma en mi almacén y entre las diferentes herramientas elegir las más adecuadas, esas que me ayuden a perseverar mi nuevo y reconfortante estado.

“Quería decirte”
….Quería decirte que, después de darme muchas vueltas, después de dedicarle mucho tiempo a mi arquitectura neuronal, creo que por fin he concluido la tarea. Me atrevería a decirte que, hoy por hoy, me he aceptado por completo. Y, sencillamente, me siento bien; te diría que nunca me había sentido mejor. Si me preguntas si ha sido fácil, te diré que no. He llorado, he temblado,…